26 octubre, 2009


El aire frío acariciándote la cara, corriendo hacia el mismo lado, a ningún lado, juntos, libres.
Entre pastos amarillos y gaviotas y de fondo el mar. Y al final el mar. A la llegada el mar.
Y una habitación iluminada, llena de sol y del aire frío que te acaricia la cara. Ese lugar del que nunca te fuiste, el mismo que te llevó al mar.

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