El micro se va acercando y ves un edificio, cuadrado y moderno. Es un día más...una excursión más...
Pasas un pasillo y llegas al interior, no sabes bien como, pero ya no hay restos del cuadrado, ahora el lugar es un triángulo y vos estas en su base. En la pared una proyección...niños, jóvenes y ansianos de todas partes de Europa sonriendo, jugando, estudiando, trabajando, de vacaciones, saludando...
Empieza el recorrido y notas que el camino está marcado...La única forma de llegar al final es visitando todas las habitaciones...viendo todo...viviendo todo...La única forma que tuvieron de salir fué sufriendo todo...
Primero los cambios, las nuevas leyes, la discriminación y la pérdida de derechos. Después los encierros, el asinamiento y la espera...
Montañas de valijas con nombres y toneladas de zapatos sin identidad.
Fotos de como llegaron, como trabajaron, como sobrevivieron y murieron en vida..
Cajones llenos de cartas, documentos, joyas, fotos. Llenos de todo eso que uno se lleva cuando lo desgarran de su casa y no sabe por cuanto tiempo no va a volver...
Para los niños hay un espacio aparte...afuera...en otro edificio...
Entras a un pasillo y llegas a un cuarto. Sólo hay una pared llena de fotos de niños sonriendo.
Pasas al otro cuarto...oscuro...cuadrado...con luces de cientos de velas encendidas...y una voz que repite nombres, edades y lugares...
Es la vida en los campos...no la muerte en los campos...Es la vida en ellos más terrible que la muerte...
(La foto es un monumento a los niños. Columnas con bases firmes y puntas quebradas, que jamáz llegaron a construirse)
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